El chico de los silencios jamás incómodos,
al que podría mirar durante horas
sin dejar de sonreír.
El que me emboba
cuando recita,
canta
o habla de todo eso que le apasiona
y de lo que yo no tengo ni idea
pero disfruto escuchando
mientras me cuenta sus planes
para un futuro incierto.
El chico maravilla.
al que contemplo cada seis meses
-hora arriba
hora abajo-.
Aquel que también me mira a mí
cuando me despisto.
El que se ríe cuando me río
y no alcanza a averiguar
si sonrío de ojos abiertos
o cerrados.
Al que quise
y aún venero,
junto a nuestros silencios
jamás incómodos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario