Mírate.
Has entrado en mí
y lo has puesto todo perdido de ganas.
No sé si podré soportar un minuto más
viéndote bailar como invocando a la poesía,
mientras tengo que contenerme
para no saltar al vacío de tus brazos.
Para,
maldita tortura.
Deja de mirarme
y sonreír
como si supieses
que todos mis monstruos han huido
al verse reflejados en tus ojos negros
y ahora estamos a solas
en nuestro silencio.
Rompámoslo
mientras me deshago en tus caderas.
Fotografía: Edu Pereiro
No hay comentarios:
Publicar un comentario