Baja laboral de las mariposas de mi estómago;
les dije que no se cansaran sin motivo,
que no ibas a venir en largo rato.
Que hubo un tiempo no hace mucho
en el que yo también estuve esperando,
hasta que un día cerré los párpados
-con la sola intención de descansar la vista-,
y viendo que a mis brazos no les bastaba la
imaginación para sentir los tuyos,
mi corazón se acabó quedando dormido.
Cuando vuelvas ven si ruido,
no vaya a ser que del sobresalto me vuelque.
Mécele despacio, que no te apuren las prisas.
Acércate a mi pecho y susúrrale bajito.
Dale los buenos días, y la buena vida.
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