Llevar a bailar a todas esas mujeres
que no salen si no es con su marido
y ya ni recuerdan apenas
cómo era eso de sentirse libre
si no es llorando a solas.
Usar cazuelas, cazos y cacerolas
solo para hacer ruido;
formar una orquesta
y bailar a ritmo de samba
por las calles de la ciudad.
Beber,
reír
y fumar
sin motivo
ni control,
pero con ganas.
Acabar borrachas en la playa,
encender con delantales una hoguera
y gritar a golpe de revolución
“qué bonita es la vida de soltera”.Ilustración de Beatriz Rodríguez. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario