No iba a titular todos los poemas con tu nombre,
así que tuve que abstenerme y dejarlos con la presentación
muda;
tímidos hasta que alcancen el momento de máximo apogeo
y estallen,
por ellos mismos,
como pichones que se alejan rápido del nido, impulsados por
la tentación de descubrirte.
Uno ya encontró en tu boca
una nube mullida en la que mecerse,
tus ojos fueron la
perdición de otros tantos
y por tu piel ahora
caminan muchos con la sensación de que no existe otra vía de escape.
No hay comentarios:
Publicar un comentario